Habitualmente, la idea de una campaña de comunicación, sea política, comercial o de otros tipos, suele asociarse directamente con la disponibilidad de un presupuesto para acciones de marketing que van desde la impresión de carteles y folletos hasta su pegado, reparto o envío por diversos medios. Las campañas son, básicamente, para quien puede hacerlas, para quien es capaz de generar por adelantado los medios necesarios para su desarrollo. En su momento, por ejemplo, la aparición y difusión del ciclostil o "vietnamita", pequeña imprenta casera que ofrecía una baja calidad pero con un coste y un volumen de producción más que razonables, produjo una verdadera democratización de la comunicación política: cualquiera que tuviese acceso a una de ellas, declaradas de uso ilegal en algunos momentos, podía emprender modestas campañas de comunicación.
Las modernas técnicas de impresión y el desarrollo de la fotocopiadora relegaron al ciclostil al más romántico de los pasados, pero aún así, en la actualidad se sigue viviendo una enorme asimetría en términos de poder de comunicación: quien tiene presupuesto, comunica: imprime, reparte, llega a medios masivos, etc. Quien no lo tiene, no.
El razonamiento, sin embargo, deja de lado el uso de una de las herramientas más poderosas conocidas: Internet. Por el momento, el uso de Internet para campañas se ha desarrollado de manera endogámica, es decir, relegado a la propia Internet. Una campaña en Internet , sea del tipo que sea, se dirige hacia usuarios de Internet, y su capacidad de llegada al público de fuera de Internet suele ser escasa salvo en los casos en que la campaña encuentra reflejo en medios de comunicación masiva. Pero, ¿qué ocurriría si se plantease una campaña que, centralizando el diseño con un grado de sofisticación adecuado, plantease una descentralización de los medios de producción y comunicación? ¿Imprimirías veinte o cincuenta hojas en tu casa y las buzonearías a tus vecinos para difundir una idea en la que crees? ¿Qué alcance y efecto podría tener una campaña de comunicación hecha de esta manera, y apoyada en la viralidad de la red? ¿Existen ejemplos de uso de la red para fines de este tipo? Me viene a la cabeza la organización activista Downhill Battle, que propone a sus seguidores la impresión y difusión de folletos, carteles y pegatinas, pero no conozco o no me doy cuenta de otros ejemplos parecidos.
¿Cuál sería el impacto de una campaña desarrollada de esta manera?
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Enrique Dans : Yo lo he hecho...hace mucho tiempo- en una nuestras empresas de Relgalos de empresa, artículos de cuero para empresas - y con resultados espectaculares .En materia de campañas politicas creo que es evidente que se pueden lograr estupendos resultados considerando ese efecto sinergetico que puede llegar a producirse y la mayor cercanía de la gente y la participacion ciudadana que es fundamental
Saludos Rodrigo González Fernández, consultajuridicachile.blogspot.com, Santiago, Chile