Las botas de vino tradicionales han sido "casi" sustituidas por las de látex
Por Agencia EFE Hace 1 día
Logroño, 2 ago (EFE).- Félix Barbero, considerado el último botero de La Rioja, ha explicado a EFE que las tradicionales botas de vino fabricadas a base de resina de pino o "pez" han sido "casi" sustituidas por las botas con bolsa de látex.
El artesano riojano ha añadido que, "sin exagerar", vende dos botas de "pez" por cada cien de látex, sobre todo por razones prácticas y de conservación.
La bota convencional o de "pez" se fabrica con piel de cabra, aunque desde 2004 también se utiliza la piel de ternera, que es más blanda y "se puede bordar", ha indicado.
Desde el nacimiento de la bota de látex, en los años ochenta, se ha producido, según Barbero, una "progresiva" sustitución de la de "pez", en la medida en que las botas de vino dejaron de usarse a diario para hacerlo de forma esporádica.
La principal causa es que "las botas de látex son mucho más prácticas que las de 'pez'", ya que se conservan "mucho mejor", no requieren apenas cuidados y pueden albergar todo tipo de sustancias, además del vino-, que, sin embargo, estropearían la pez de las botas de vino tradicionales.
Además, el precio de éstas últimas es algo más elevado, ha comentado Barbero, para quien el proceso de fabricación de ambas es bastante similar.
Ha explicado que primero se marca la forma de la bota en el cuero con una tiza, tras lo que se corta, se esquila el pelo de los bordes para coserla, se moja en agua templada para humedecerla, se cose y se le la da vuelta.
Si la bota de vino es de "pez", se introduce la correspondiente resina de pino, que se "agarra en el pelo del cuero"; mientras que si es de látex, sólo hay que introducir este material en la bota.
Después, unas y otras, se mantienen "a prueba" un día para comprobar que no haya fugas, tras lo que se coloca el cordón, el cierre, el brocal en el cuello y se efectúa el lijado.
Cazadores y pescadores son las personas que usan con más frecuencia estos objetos, aunque también algunos aficionados al fútbol, que las llevan a los estadios, según Barbero.
Este artesano ha reconocido, sin embargo, que también vende bastantes botas de vino para regalos de empresa, que suelen ser de piel de ternera, única piel que, por su grosor, permite el bordado de los correspondientes anagramas de las entidades.
También se fabrican como regalos de boda, recuerdos familiares con fotografías impresas, con escudos de equipos y materiales de todo tipo, "incluso con piel de gacela", ha subrayado.
Barbero se considera el último artesano de botas de vino que queda en La Rioja, comunidad en la que "llegó a haber quince boteros"; y, según sus datos, en la actualidad, hay entre doce o quince en toda España.
Ha indicado que mantiene las mismas técnicas en la elaboración de botas que aprendió de su padre y éste del suyo, ya que "la forma de trabajo de trabajo de mi padre y de mi abuelo es un ochenta por ciento igual que la mía".
Aún utiliza la máquina de coser botas que heredó de su padre y ha comentado que hace dos décadas hubo un intento de industrializar este proceso de fabricación con la construcción de una máquina específica para ello, pero "el promotor de la idea desistió ante la poca demanda esperada porque sólo hubiera podido vender unas cincuenta en toda España", ha afirmado.
También se ha referido a que, en ocasiones, ha recibido "grandes pedidos" para la exportación la típica bota de vino, pero "esto es artesanía y no llego a más".
Barbero se ha mostrado optimista respecto al futuro de este tipo de artesanía, dado que, "como no hay mucha competencia, el oficio seguirá funcionando".
Sin embargo, ha reconocido que no hay muchas personas dispuestas a dedicarse a este oficio porque "trabajando cuarenta horas semanales no se levanta una familia, tienes que meter muchas más horas y no puedes subir los precios".
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