vida de reyes
Las mascotas, especialmente los perros, se han convertido en seres importantes en el hogar; tras de ellos surge una industria multimillonaria apoyada por los caprichos de sus amos, que gastan miles de dólares en dar gusto a sus animales
Isaías Alvarado
Especial para 'Domingo'
09 de septiembre de 2007
La imagen de aquel guardián que vigilaba celosamente el hogar de sus amos y recibía a cambio un rincón en el patio y un plato con sobras de comida se desvanece.
Aunque en su instinto animal los perros continúan siendo juguetones, lamedores, tragones, desenfadados con el sexo, huele-todo y mil etcéteras, para esta nueva y creciente generación de dueños son el objeto de apapachos y cuidados excesivos, como lo hacen las celebridades de Hollywood con sus canes.
Para muestra un botón. Durante 2006, los estadounidenses desembolsaron 41,000 millones de dólares en el cuidado de sus mascotas, cifra mayor que el Producto Interno Bruto (PIB) de algunos países pequeños, según publicó la revista BusinessWeek.
Se estima que para este año y el próximo las ganancias de este mercado, que va más allá de la venta de comida especializada o el tratamiento veterinario, sean de por lo menos 52,000 millones de dólares, convirtiéndose en el sector económico de más crecimiento anual (6%), superando al consumo de electrónicos.
Si bien el resultado ha sido el aumento del promedio de vida de los perros de 12 a 14 años, también desencadena una suerte de boom económico en la industria dedicada al cuidado y la venta de artículos exclusivos para canes.
Zulema Tovar ha palpado este fenómeno comercial. Hace poco más de un mes decidió convertirse en empresaria y abrir un negocio en el 618 al oeste de la calle Main en la ciudad de Alhambra, donde además de ropa y la limpieza de perros ofrece masaje, mascarilla y "pintura de uñas" para los "bebés" de la casa.
"Tiene como tres o cuatro años que se ha hecho muy popular la ropa para perro, especialmente con Paris Hilton [actriz y modelo]. Ella viste a su perro y mucha gente quiere ser igual a ella, los andan vistiendo también, los ponen en una cartera y los pasean dentro de ella [tal cual lo hace Hilton]", explica.
Asociada con su hermana Blanca, decidió emprender un negocio que les ha resultado redituable, pues desde el primer día no han dejado de llegar clientes en busca de un mejor look, aun cuando no hicieron anuncios publicitarios para la apertura de Happy Paws Boutique and Grooming.
"El primer día nos fue muy bien", recuerda Blanca, mientras sostiene entre sus brazos a Boo, un perro shih tzu cruzado con maltés. Es precisamente esa raza (antaño reservada a los emperadores chinos) a la que más atienden, al ubicarse en un área con fuerte presencia asiática.
Durante la entrevista, hecha un sábado, Tovar afirma que ha sido un día bastante ocupado, propio de un fin de semana, donde atienden hasta 10 perros. Dijo que entre semana llegan dos o tres clientes por día. En total, atienden a unos 30 a la semana.
Pero si la cuestión es complacer paladares exigentes y carteras abultadas, Three Dog Bakery es punto y aparte.
El concepto, con sucursales en Old Pasadena, Sherman Oaks y Los Ángeles, es similar al de una tienda de accesorios y regalos con una vitrina que ofrece galletas y pastelillos. No faltarán los desapercibidos que, buscando regalos para un familiar o la pareja, entren al colorido local y con sobresalto se den cuenta de que los productos van destinados a los nuevos reyes del hogar.
Como pasaría con un niño que entra a una juguetería, ahí un perro puede limpiar los bolsillos de su amo o saturar sus tarjetas de crédito.
Correas, platos, tazones, camitas, cuadros, pañuelos, colchas, playeras deportivas y casuales (si de algún modo se les puede llamar), muñecos de peluche y cajas, muchas cajas de galletas, son algunos de los productos que ahí se venden. Sin contar la extensa selección de pasteles que dejarían al perro más sano con un alto nivel de azúcar y quizás de hiperactividad.
El mercado de productos y servicios caninos se ha extendido tanto que además de hoteles especializados, seguros médicos, restaurantes, prótesis para superar la castración y personas que ahora se dedican exclusivamente a pasear a las mascotas por las calles ('dog walkers'), aparece una agencia de alquiler de perros. Como usted lo está leyendo.
Flexpet surge "como un concepto único para los amantes de los perros que no pueden tener uno, pero que echan de menos pasar tiempo con un amigo canino", reza el anuncio publicitario.
Es decir, se enfocan en aquellos que cuentan con una agenda laboral apretada, que viven en apartamentos donde no se permiten mascotas, que viajan demasiado o que no tienen tiempo suficiente para brindareatención al animal.
Con agencias en Los Ángeles, San Diego y San Francisco, afirman contar con canes "entrenados para obedecer" y que incluso tienen "perros terapéuticos".
De acuerdo con su página electrónica www.flexpet.com, antes de solicitar un perro, los interesados deberán pagar 150 dólares por subscripción y 99 dólares por el costo anual de mantenimiento. Si se pide al perro en viernes, sábado o domingo, la cuota es de 39.95 dólares y baja los demás días a 24.95. Pero si usted se ve imposibilitado de pasar por la mascota, Flexpet también piensa en ello, ofreciendo traslados de 17.50 dólares sólo por llevarlo y 35 dólares por viaje redondo.
DUEÑOS DESATADOS
Pebbles, una chihuahua de 3 años, vive como reina.
Alex Sabela, su dueño, asegura comprarle la mejor comida para esta raza y cada tres meses la lleva a que la bañen, le corten las uñas, le limpien las orejas y los dientes y le hagan un examen físico por el cual paga 50 dólares.
"Es como tener un hijo o una hija", subraya quien cada cinco meses le compra a su mascota collares de piel con piedras de la marca Coach, cuyo valor supera los cien dólares y sólo se venden en plazas exclusivas como Beverly Center en Beverly Hills o South Coast Plaza en Costa Mesa.
El asistente de maestro, soltero y de 29 años, indica que Pebbles es su compañera incondicional, pues actualmente no tiene hijos ni pareja sentimental.
"Ellos saben cuando algo nos pasa", dice después de recordar cómo la perrita presentía su depresión luego de romper con su pareja de siete años.
La interacción que tienen Esmeralda Lozano, originaria de El Salvador, y Fluffy, un perro chihuahua cruzado con maltés, no es distinta.
"Te dan mucho cariño", comenta tras reconocer que en ocasiones su hijo se encela y le reclama: "Al perro le compraste esto y a mí no me compraste nada".
Para el psicoterapeuta Samuel Martínez, entre amos y perros se da una relación muy estrecha porque éstos ofrecen un "amor incondicional", sin más exigencias que los alimentos y "que juegue un poquito aquí, un poquito allá, es todo".
Abunda que en algunos casos llega a darse por un vacío sentimental o porque "es más fácil, muchas veces, tener una relación con el perro que tener una relación con una persona, en el sentido de que el perro no me va a lastimar, no me va a rechazar".
Martínez explica que es más fácil encariñarse con una mascota cuando hemos sido lesionados por personas.
El perro debe complementar mis relaciones afectivas, subraya, al tiempo que sostiene que no es saludable tratar a las mascotas como seres humanos.
"No hay nada malo en que yo lleve a mi perro a que le hagan maquillaje, champú, el pelo y a tenerlo bien arregladito, el extremo viene cuando doy tanta atención a mi perro que está tomando el lugar que yo pudiera tomar con personas".
Pero este lugar que ahora ocupan los perros parece no incomodar a sus dueños ni a la industria que ve cómo cada vez sus ganancias son más jugosas gracias al amor que se prodiga a estos animales.
Rodrigo González Fernández
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